Verdad que todo tiene un principio, y aunque nos aferremos a nuestras ropas de invierno, caminemos bajo un cielo gris y sobre calles encharcadas, podemos contar en que la tan anhelada prima-Vera llegará tarde pero certera. Y para dar comienzo al final de uno de los más largos y gélidos calvarios, invocamos el regreso de Perséfone y las flores con el número inaugural de esta revista-blog. «Mi-prima-Vera» es una tríada de posesión, principio y verdad: el auténtico comienzo de mi espera. Es también estación, cambio, renacimiento y resurrección; es florecimiento, crecimiento y adoración; fecundidad, advenimiento y pasión. En este primer número mi prima Vera se deja llevar por distintos rumbos, pas(e)ando por la mitología griega, la tradición cristiana, el culto al cuerpo, la sexualidad y el arte moderno. Nos revela en su andar, sensual y delicado, un sentido más profundo de lo que implica «estar a dieta», su gusto por el séptimo arte y su escepticismo frente a los artistas modernos. Ya en vísperas de Pascua su hablar se adorna de expresiones «pasionales» que encienden la hoguera de quien la escuche. Mi prima Vera tiene un carácter particular, enamorada del amor, adicta al café y con un leve fetiche al terciopelo, en ocasiones es apasionada e impredecible (una florecita rockera), en otras cautelosa y serena y a menudo alegre y jovial. Mi prima Vera habla español y polaco, por lo tanto celebra la Pascua festiva y solemnemente, vive en Cracovia, jamás hace planes y le gusta lo espontáneo e inesperado. Está por llegar, pero por el momento el invierno se rehúsa a partir y sigue entre nosotros, así que mientras tanto, toma una manta, prepara el té, y te invitamos a navegar este compendio de estación hasta que llegue tu propia prima Vera.
Mientras Tanto 